Hoy, Colombia presenta una oportunidad privilegiada para aplicar la diplomacia pública y potenciar el poder blando ante las audiencias extranjeras, ciudadanos y entidades privadas, actores esenciales para lograr los objetivos de su política exterior, mejorar su imagen y reputación internacionales.
De igual manera, un entorno para mejorar el radar del diálogo entre el público nacional y autoridades centrales encargadas de las políticas públicas exteriores. Es una tarea pendiente y un desafío no menor en aras de mejorar el intercambio de opiniones con los actores más pequeños de la sociedad como son los ciudadanos, tradicionalmente relegados en la toma de decisiones y una forma de revitalizar nuestra alicaída democracia.
La naturaleza de la Diplomacia Pública
En efecto. La diplomacia pública es la diplomacia de la gente y para la gente. Se encarga y tiene como uno de sus objetivos gestionar el entorno internacional, es decir, prepara el terreno y permanece hasta la formulación efectiva de una acción diplomática.
Es una herramienta al servicio de los intereses de la política exterior influyendo en los ciudadanos y la opinión pública extranjeros a través de un mensaje sistemático y coherente con sus acciones. Algunos consideran que la diplomacia pública es el mismo vino de la diplomacia convencional pero en diferente barril. La participación de diferentes actores y redes tipifican un evidente ejercicio de la diplomacia pública especialmente cuando las relaciones entre los países y sus sociedades se ven afectados por severas crisis.
La lectura del artículo Public Diplomacy in International Conflicts – A Social Influence Analysis de Anthony Pratkanis nos alienta a una reflexión sobre el conflicto interno colombiano bajo la égida y aporte de este tipo de diplomacia. Para este autor, existen dos modelos populares para lograr los objetivos y metas de la diplomacia pública: la publicidad y las relaciones públicas internacionales. En ambos, se busca desarrollar una imagen favorable y positiva del país, así como crear un ambiente favorable del tema o la entidad.
El Acuerdo del teatro Colón y el Informe del teatro Jorge Eliécer Gaitán, eventos de inflexión en la política exterior colombiana
Estos acontecimientos serán puntas de lanza en la política exterior y en la consecución del interés nacional: a) Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto, firmado en el 2016 en el Teatro Colón, b) Informe Final de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, presentado de junio de 2022 en el teatro Jorge Eliécer Gaitán y c) la Paz Total impulsada por el Presidente Petro.
La diplomacia interméstica, es decir la confluencia de los temas domésticos con los internacionales, será elemento clave para éxito de la internacionalización de la deseada paz colombiana. Conocer las actitudes y respaldo de las audiencias extranjeras conforman una baza fundamental en el desafío de las relaciones internacionales de Colombia.
Una arista de la diplomacia pública es la efectiva comunicación en la compleja red de actores internacionales. En este sentido, el gobierno tiene el desafío de construir su propia narrativa internacional y enviar coherentes mensajes institucionales que conquisten las mentes y corazones de los públicos foráneos siempre reacios y con percepciones negativas hacia este país. Gobierno y todos los sectores debemos contribuir en estos propósitos.
El conversatorio, por ejemplo, convocado recientemente por las Universidades del Rosario, Javeriana y Leipzig de Alemania con el “objetivo de establecer un puente de diálogo entre el gobierno nacional, la academia y líderes comunitarios de cara a los retos de paz y la necesaria transformación del campo desde una reforma rural integral en Colombia”, es un acto, que como muchos otros que actualmente se debaten recalan en las audiencias extranjeras sobre los avances y la implementación del proceso de paz.
Otro hecho significativo que tendría buen recibo en las audiencias foráneas es el llamado “Acuerdo para la materialización de la paz territorial”, mediante el cual el Estado le compra al sector ganadero tres millones de hectáreas.
La Comisión de la Verdad recomienda, además, que el conjunto de la sociedad colombiana preserve la memoria de la violencia generada por el conflicto interno y que sus ignominiosos hechos no se vuelvan a repetir. Estos actos construyen la narrativa oficial de la paz.
Diplomacia pública y poder blando son hermanos siameses que se retroalimentan. El poder blando colombiano aún es débil en el concierto internacional. El reciente reporte de la firma Brand Finance Global Soft Power Index 2022 posiciona a Colombia en el puesto número 48, entre 120 países, con una calificación de 34.7 sobre cien. Uno de los pilares del poder blando precisamente es el de Relaciones Internacionales.
Conclusiones
Colombia tiene un momento excepcional para la praxis de la diplomacia pública, elevar el poder blando y conquistar audiencias extranjeras en apoyo a la Paz Total y el Acuerdo de Paz. Son canales idóneos igualmente para transmitir el trascendental informe de la Comisión de la Verdad.
La institucionalidad de la diplomacia tradicional nacional y sus diplomáticos requieren cambios en la cultura profesional para acceder a esas audiencias. Se hace indispensable, en consecuencia, un operador diplomático público para su estrategia y ejecución. Exhortamos a las autoridades diplomáticas a manifestar compromisos con la llamada gente del común.
Sería deseable, además, que el Plan Nacional de Desarrollo, ahora que el actual Gobierne discute los asuntos que debe contemplar, involucre este componente.
En el medio colombiano, el Centro de Diplomacia Pública y Corporativa prosigue su empeño en “evangelizar” los conceptos de diplomacia pública y poder blando, como pilares de la política exterior de un país, aún débiles en los recintos del Palacio de San Carlos, sede de la Cancillería.