Diplomacia, ciudadanía y poder blando

Por: 

Por José Miguel Castiblanco

Fuente: NY Times.

A través de la historia, el ciudadano corriente ha sido relegado como actor central en las relaciones internacionales, el derecho internacional y la diplomacia en general. Sin embargo, esa deliberada posición de alejar al individuo de las decisiones y agendas internacionales está siendo superada por la consciencia de actores tradicionalmente mayores como los Estados y organismos internacionales o por la irrupción con fuerza en tiempos recientes de la persona humana y su conglomerado alrededor de la sociedad civil.

Hoy, el poder suave, una herramienta de la política exterior que resalta los valores y recursos de un país para atraer e influir en las relaciones internacionales, recurre también al individuo común que cada día es más visible en la práctica de la diplomacia pública y de las relaciones consulares para potenciar la reputación de un país en la arena internacional.

El individuo en la esfera internacional

En los ámbitos del derecho internacional, relaciones internacionales y la diplomacia el individuo participa como sujeto, actor y agente en temas que le afectan y que repercuten en la sociedad civil.

En efecto, en el marco del derecho internacional y particularmente en el sistema de protección de los derechos humanos el individuo adquiere la personalidad en el concierto internacional. Este atributo, sin embargo, lo responsabiliza cuando viola el derecho penal internacional y debe someterse a tribunales como la Corte Penal Internacional, la cual juzga personas y no Estados.

En el ámbito de las relaciones internacionales, la participación ciudadana y de la sociedad civil son evidentes y activas en la adopción por parte de la Asamblea General de la ONU de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. En este escenario, la voz de los individuos adquieren relevancia en el proceso de toma de decisiones y formulación de los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

Desde la perspectiva de la cultura y especialmente del cine nos abren visiones del papel del ciudadano frente a las decisiones de poderosos protagonistas, a prima facie, con más influencia y connotación que el individuo. El guion de la película Ciudadano Kane, 1941, del director, actor, productor y guionista Orson Welles, una obra maestra que dividió la historia del cine norteamericano, subraya la manera cómo el personaje principal, Charles Foster Kane, utiliza su periódico Inquirer para criticar a los poderosos, una herramienta para acabar con sus enemigos incluyendo al espectador en la trama. “La enorme influencia que la prensa tiene en los ciudadanos fue el principal motivo que impulsa a Kane a comprar el diario Inquirer, pensando inicialmente en dar voz al pueblo”, reseñó Andrés Maestre en su bitácora de periodismo citado por El Telégrafo.

El ostracismo y confinamiento del ciudadano como actor y sujeto en la arena internacional, al parecer, son cosa del pasado. Actualmente distintas disciplinas reconocen el valor y protagonismo que debe tener en la toma de decisiones en la vida internacional. En el ejercicio de la diplomacia pública, por ejemplo, la diplomacia ciudadana es un miembro del cuerpo de esa disciplina que facilita la comunicación de los objetivos de la política exterior con los públicos extranjeros y la movilidad de la sociedad civil para apoyar dichas iniciativas.

Concepto de la diplomacia ciudadana

La diplomacia ciudadana la integran los estudiantes, los empresarios, los deportistas, artistas, sociedad civil y todos aquellos ciudadanos que de alguna manera contribuyen con sus derechos y responsabilidades a la formación de las relaciones y política exterior de un país. Análoga a la diplomacia pública, este género de diplomacia es una herramienta funcional, a manera de puente, en el diálogo entre las audiencias y públicos extranjeros donde los individuos coadyuvan a solucionar los problemas globales.

Con la súbita aparición del Covid-19 reaparece el concepto de la diplomacia científica, con la vulnerabilidad de la seguridad alimentaria el surgimiento de diplomacia agrícola, con el talento de artistas y deportistas el de la diplomacia cultural y deportiva. Reciente me encontré con una publicación italiana llamada La diplomazia giuridica. Conceptos y acepciones que deben hacer carrera en la diplomacia colombiana.

Esto noveles diplomáticos ciudadanos representan la imagen positiva de un país pese a que sus agendas no coinciden con la política exterior de un país. En el medio colombiano figuras como el artista Yuri Buenaventura, el escritor Héctor Abad Faciolince, el ciclista Egan Bernal, el científico Rodolfo Llinás y los casi cinco millones de connacionales residentes en el exterior contribuyen de manera significativa en la reputación y prestigio del país, aristas del poder blando.

La diplomacia convencional y la diplomacia ciudadana

En la diplomacia convencional o clásica, son los Estados y organismos internacionales los principales actores y vectores del juego internacional. El mérito de la diplomacia pública es darle cabida y reconocimiento no solo al individuo sino también a entes subestatales (regiones y ciudades), actores de la sociedad civil (ONGs), actores privados (empresas nacionales, transnacionales, multinacionales), y por supuesto a la opinión pública internacional.

En este ambiente – diplomáticos convencionales vs. diplomáticos ciudadanos -, en opinión de Timothy Jenkins:

Las sociedades globalmente comprometidas tienen una gran ventaja competitiva sobre las cerradas y aisladas. Sin embargo, es tentador ver a los diplomáticos ciudadanos como competidores o disruptores de la diplomacia convencional. Los diplomáticos dentro de las democracias liberales deben tener el coraje de sus convicciones y confiar en los valores de la sociedad que representan. Al crear plataformas de intercambio cultural y defensa de diversos actores, los gobiernos pueden ayudar de manera más efectiva a resolver los problemas compartidos del mundo y promover mejor la imagen de su país en el extranjero.”

Veamos dos culturas. En el otoño de 1960, el profesor Reischauer escribió para la revista Foreign Affairs un artículo que es ya un clásico, “The Broken Dialogue with Japan”. Por supuesto, escribe el profesor, se han hecho muchas cosas para solucionar esa ruptura. Lo sorprendente es que, a pesar de todos los esfuerzos realizados por tantas personas a lo largo de muchos años, este “diálogo roto” sigue siendo un problema en las relaciones de Japón con el mundo –y, sin duda, también en las relaciones interculturales entre muchos países.

Los Estados Unidos no han sido ajenos a las complejidades que conllevan establecer diálogos y comprensión de sus políticas exteriores con el mundo musulmán. Las distintas administraciones han reformado en varias ocasiones su oficina de diplomacia pública en el Departamento de Estado para lograr resultados concretos.

El ciudadano es un actor esencial en la consolidación de la diplomacia pública y su propósito es lograr diálogos eficientes con las audiencias extranjeras. Lograr  diálogos exitosos de las naciones, empero, constituyen retos infructuosos en determinadas ocasiones.

 Informe de la Misión Internacional de Sabios de 2019

Para finalizar, recojo apartes de este informe que plantea reflexiones y propuestas para lograr de Colombia un mas equitativo y próspero. Una tarea que todos los colombianos tenemos, según este Informe es que

“Nuestro país necesita conocer, potenciar y aprovechar los recursos de su diversidad biológica y cultural para construir una bioeconomía y una economía creativa que liderarán la transición a un nuevo modelo productivo. Con este conocimiento se podrán transformar los sectores que producen alimentos, productos farmacéuticos, textiles, cosméticos, energía, contenidos para las industrias creativas, etc. Pero especialmente se preservará la diversidad, se fortalecerán las identidades culturales y se generará un sentido de pertenencia muy necesario para el país.”

Los ciudadanos de este país tenemos la obligación de contribuir a relegar la pobreza, contribuir a una sociedad equitativa y que  las calificaciones internacionales del poder suave favorezcan a Colombia, actualmente un país con calificación muy modesta en los rankings competitivos.

*José Miguel Castiblanco

Director  Centro de Diplomacia Pública & Corporativa

Master en Relaciones Internacionales, Diplomacia Pública, abogado


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David Corredor

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